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A veces está el mar en calma, de modo que su superficie aparece tersa como un cristal; no obstante siempre se levantan olas, aun que en ocasiones sean tan pequeñas que resultan imperceptibles. Por consiguiente puede decirse que el mar se halla en perpetuo movimiento, debido simplemente al soplo de los vientos sobre su dilatada superficie.
En efecto, el viento será la causa de las olas. Pero aunque cesara por completo, el mar seguiría elevándose o descendiendo por efecto de las mareas originadas por la Luna.
No hay duda de que pueden levantarse grandes olas en el mar, sin que apenas sople una suave brisa; pero debemos tener en cuenta que estas olas se han originado en lugares que pueden ser incluso muy distantes y que han llegado al punto en que nosotros las observamos, movidas también, por un viento más o menos fuerte que las impulsa hacia la costa.
Todo esto ocurre en la superficie. Pero, cosa curiosa, pocos metros por debajo de ella el mar está enteramente tranquilo: No lo agitan esas enormes olas, ni siquiera lo mueven pequeñísimas ondulaciones imperceptibles, salvo las corrientes marinas.
Fuente:
- "El Tesoro de la Juventud", Vol 2, Editorial Cumbre S.A., Santiago - Chile, p. 189.
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